Es una hazaña muy arriesgada, pero que tiene su "sentido".
Ataviado con el traje charro, este conocido folklorista ascenderá los 100 metros hasta llegar a la veleta de la Torre de las Campanas. Allí, como es costumbre, interpretará una charrada con la gaita y el tamboril.
Para conocer esta tradición tenemos que remontarnos al 31 de octubre de 1755, cuando un terremoto con epicentro en Lisboa (murieron más de 100.000 personas en la capital portuguesa) se sintió en Salamanca. Los salmantinos, asustados, se refugiaron en la Catedral nueva, considerando que era el edificio más seguro de la ciudad. No hubo ninguna víctima.
Tras este terremoto, el cabildo de la Catedral decidió que cada 31 de octubre se llevara a cabo un control de la torre para determinar su estado. Esta tarea la realizaban "Los Mariquelos", familia encargada del mantenimiento del templo.
Angel Rufino tomó el apodo de esa familia y recuperó esta tradición en los años 80; y aún sigue cumpliendo con ella cada año en esta fecha y siempre a las 12.00 horas. En los últimos años, dado lo arriesgado de la subida, el Cabildo le impide llegar hasta la misma veleta e incluso le obliga a utilizar un arnés cuando está en la cúspide, pues hasta ahora ascendía sin protección alguna.
Con esta excusa o cualquier otra siempre es interesante conocer Salamanca, su Plaza Mayor, Anaya, la Rúa Antigua, el huerto de Calixto y Melibea... El casco histórico de esta ciudad es de los más bellos del mundo. ¡Si podéis no os lo perdáis!
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